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«Teatro de guerrilla, pura supervivencia»

  • Pepe Barahona
  • 1 mar 2013
  • 2 Min. de lectura

15 minutos. 15 espectadores. Tres obras. Un tema. Teatro sin aditivos ni conservantes. La calle Regina alberga desde este 28 de febrero hasta el próximo 23 de marzo la iniciativa «Teatro mínimo». Cinco actores y tres directores proponen funciones en pequeñas dosis en la librería Un gato en bicicleta y en La Seta Coqueta. Su responsable, Javier Berger, desvela algunos secretos de estas actuaciones en estado puro y cercano al público.

Pregunta. ¿Qué es Teatro Mínimo?

Respuesta. Teatro Mínimo es un gimnasio, un laboratorio, una trinchera de creación en estos tiempos de bombardeos.

Pregunta. ¿Qué caracteriza esta actividad?

Respuesta. El placer de la escena, del contacto directo con el público, la cercanía, la inmediatez, la risa, el buen hacer, el aplauso a lo imprescindible.

Pregunta. ¿Dónde reside su éxito?

Respuesta. ¿Éxito? Esto es una guerrilla, amigo, pura supervivencia. El underground se ha comprado una escalera y se pasea por librerías, por mercerías, por boutiques. ¿Éxito? Si esto es éxito, es posible que la RAE tenga que cambiar su definición.

Pregunta. En teatro. ¿Menos puede ser más?

Respuesta. El teatro nunca necesitó millones de petrodólares, ni sobres sin remitente, ni caballos, ni orquesta de clarines y tambores para existir. El teatro siempre estuvo allí. El problema es que los autores, los directores,los actores, las actrices, los escenógrafos, los técnicos… se empeñan en comer todos los días. ¡Qué fea costumbre!

Pregunta. ¿De dónde surge esta idea?

Respuesta. Fue Sergio Rodríguez (uno de los coordinadores de Teatro Mínimo) el que junto a Jesús (de la librería un Gato en Bicicleta) decidió lanzarse a esta locura. La idea la robaría de algún sitio, como hacía Shakespeare los días de lluvia.

Pregunta. ¿Cómo responde el público?

Respuesta. Cuando le dejamos dice lo que piensa, cuando no se queda calladito en su butaca. En serio, para el público es una experiencia más que gratificante, un pequeño paseo por la escena, llegan a convertirse en parte de la escenografía o incluso en parte del elenco.

Pregunta. ¿Es Teatro mínimo una solución para campear el temporal llamado crisis?

Respuesta. Teatro Mínimo no es ninguna solución. La manoseada «crisis» ha reventado compañías, teatros, instituciones, productoras… Teatro Mínimo es un canto al oficio, libre de instituciones, de burocracias, de chupatintas, de famositos y de imbéciles que buscan resplandor del flash. Teatro Mínimo es Teatro. Pero no es ninguna solución.

Pregunta. ¿Cuesta involucrar a actores y directores?

Respuesta. No, son ellos los que mandan sus propuestas. Ellos son los que quieren involucrarse en este bonito show; volver a usar los baños de camerinos, bailar encima de las mesas, iluminar con tres flexos, revolver en sus armarios, ensayar en los salones. Los que nos dedicamos a este oficio lo amamos por encima de todo.

Pregunta. ¿Cuál es el futuro de Teatro mínimo?

Respuesta. Este verano Teatro Mínimo se va por las azoteas de Sevilla. De momento en el Hotel Plaza Santa Lucía, todos los miércoles y jueves de junio.

Fotografías: Florentino Yamuza y Chemanel


 
 
 

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