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La cultura sinérgica.


Sinergia, acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. Cultura sinérgica, la que está teniendo lugar en el centro de Sevilla. En la librería, Un gato en bicicleta, podemos vernos afectados por el síndrome Stendhal, al exponernos ante libros de narrativa, poesía y teatro sobre el arte; a las pinturas y grafías que decoran las paredes; a las performances, la música en directo, a la danza y al Teatro Mínimo. Ir a por un libro puede convertirse en un golpe de efecto artístico abrumador, eso sí, a bajo coste.

Un nombre disparatado para una idea arriesgada. Todo empezó cuando en la calle Regina, 8, en febrero de 2011, Jesús Barrera (quien atiende) y Raquel Eidem (decoradora y escaparatista, con impronta de reciclaje artístico) se lanzaron a la piscina y fundaron una librería especializada en arte.

El joven librero tenía claro, desde un principio, que la librería podía funcionar como sala de exposiciones para fomentar la sinergia entre distintas manifestaciones artísticas. «Estamos acostumbrados a que el libro esté separado de las demás expresiones artísticas y nosotros creemos que tanto el arte come de la literatura, como la literatura del arte, y el teatro lo hace de de los otros dos. Todo se retroalimenta y por eso consideramos la importancia de que todas estas expresiones estuvieran relacionadas en un mismo espacio».

En Un gato en bicicleta te sientes como en casa y éste es el elitismo que la define, el inclusivo y reconfortante. Jesús Barrera quiere huir de la frialdad de los espacios elitistas de otro sesgo. «Por ejemplo, cuando acudes a una galería te da reparo entrar por el silencio, por la falta de asistencia. Quien acuda al Gato en bicicleta no va a ver una exposición, va a una librería y una vez entras, te vas a familiarizar con el arte y puede que la persona te diga: -oye, he visto en el cartel que tenéis teatro. De tal forma que, paso a paso y en un mismo lugar, te vas familiarizando con la literatura, el arte y el teatro».

De lunes a domingo, este librero ofrece la atención personalizada acorde con los gustos del lector y llega a trascender su adaptabilidad al lector independiente, para servirle de guía, si gusta adentrarse, en las corrientes artísticas contemporáneas más desconocidas. «Hay mucha gente interesada en aprender arte contemporáneo, entonces, les sugiero iniciarse con un libro genérico y una vez se hayan interesado por una determinada corriente o artista, seguimos avanzando por algo más concreto o les digo: -prueba con esta obra de arte conceptual, si es el caso, y al tiempo, vienen contándome que han visitado una exposición que les ha encantado».

Las obras de esta librería están liberadas de envoltorios porque otra cosa que no entiende Barrera es que compres un libro sin ver el interior porque te puede gustar la sinopsis y no ser de tu agrado.

Las librerías en Sevilla no faltan y, aún así, lejos de batirse en un duelo de competencia, Un gato en bicicleta opta por comerciar desde un sentido comunitario. «Una cosa positiva que tenemos las librerías, por lo menos en esta zona de Sevilla, es que entre todas nos apoyamos. Si a mí me piden un libro de viajes, les mando a La Extravagante (Alameda de Hércules, 33); uno de política, les recomiendo La Fuga (C/ Conde de Torrejón, 4); uno feminista, les digo que se acerquen a Relatora (C/ Amargura 8). Cada una nos especializamos en un determinado ámbito de la realidad social y cultural pero todas tenemos narrativa, poesía y obras independientes. Pero yo para qué voy a tener un libro de mujeres si está Relatora y ellos piensan lo mismo, para qué voy a traer uno de arte si está Un gato en bicicleta. Trabajar en conjunto es mucho más positivo».

«Claro, se está creando como una especie de comunidad. Tenemos las sillas como siempre aquí y la gente ya te cuenta lo que ha visto. Se crea como un circuito, yo le llamo, “El circuito del gueto”. Porque en Sevilla lo contemporáneo está inserto en un mismo círculo».

Al ser ésta una librería de afluencia de lectores abocados a lo independiente, lo que implica dispersión de gustos, cuesta más trabajo establecer cuál ha sido el libro más vendido, pero el especialista en arte, destaca el que presentó en esta librería, una pequeña editorial de Sevilla, La Piedra Lunar, en julio, No habrá más sol tras la lluvia, escrita por un joven autor, Miguel Cisneros Perales. «Es un muy curioso porque es un western, a mí me sorprendió muchísimo, estar leyendo una novela del Oeste y además de hoy en día. Puede decirse que ha tenido muy buena acogida».

Siendo testigo de la promoción de tan variadas actividades culturales, ¿serán editores? «como editorial, nos estamos planteando sacar una nueva edición del comic “El capitán Nazareno” porque se ha agotado. Pero queremos hacerlo con tranquilidad. Tenemos un poemario guardado, prácticamente impreso, y ahí lo tenemos entre manos».

Teatro Mínimo. Fue también Jesús Barrera, pero esta vez junto con Sergio Rodríguez, un actor de Sevilla, quienes probaron hacer teatro en la misma instalación de Regina 8, pero se les encendió la bombilla cuando apareció en sus idearios una nueva concepción teatral que ofrecía tres ventajas: mínimo aforo (adaptable al espacio de la librería, aproximadamente 15 personas), corta duración y low cost (bajo coste).

«Teatro Mínimo es más social, en el sentido, de que puede llegar a más gente. Uno de los principales problemas del la cultura actual, es la falsa creencia de que el teatro solo se sirve para una élite y, por otra parte, la televisión ha hecho mucho daño. Se da el caso, de que la gente ya no aguanta una o dos horas en un teatro, y el formato 15 min. es un modo fácil para que puedan disfrutar de una representación. A nuestra librería han acudido personas, entre 35 y 40 años, que han comentado: -vamos a entrar, que además yo nunca he ido al teatro. Y que decidían hacerlo en esa ocasión porque duraba poco tiempo y no era caro. Hasta llega un momento, que es educacional porque cuando ven una obra de estas características, la mayoría repite porque les ha gustado mucho y sienten curiosidad por cómo va a ser la siguiente. Además, entre una obra y otra, estás hojeando un libro y viendo una exposición».

Un Gato en bicicleta apuesta por el arte emergente. Por artistas plásticos que no son conocidos, a los que les ofrece un espacio entre libros y por esas honestas compañías teatrales, como La Imprevista, que se están formando y que tienen la oportunidad de estrenar sus dramaturgias en un lugar idóneo. «Decidimos abrir una convocatoria de microteatro para que participaran las compañías. Planteamos un tema y si una compañía tiene una buena obra, con un discurso comprensible sobre él, puede representarla. El mes pasado fue “el fútbol y éste hemos elegido “las filias”. Solemos tener de todo: comedia, drama, danza- teatro, títeres y sin clasificar. Todo tipo de artes escénicas pueden entrar en Teatro Mínimo».

La gestación de una compañía. Los hermanos Lara, Óscar y Rubén, y Miguel Cáceres (sobre todo, el dramaturgo) son los mismos autores que componiendo en este mismo verano, la compañía teatral, La Imprevista, se atrevieron a presentar la obra de microteatro, El banquillo, a la convocatoria de temática futbolera que proponía Teatro Mínimo. Finalmente, fueron seleccionados para que los viernes y los sábados del pasado septiembre pudieran representarla.

«Llevamos varios años en el mundo del teatro, tenemos formación en arte dramático y en realización audiovisual y espectáculos. Bueno y, aparte, las tablas que nos han dado los años. La idea surge porque coincidimos en esta puesta en práctica del microteatro, que se está haciendo muchísimo, ahora mismo, en Sevilla. Hemos coincidido en diferentes salas, hemos visto la manera que tenemos de trabajar, congeniamos bastante bien y este verano decidimos tirar para adelante, con un espectáculo de microteatro y de obras de larga duración. De ahí surge La Imprevista».

Esta compañía advierte que aunque el teatro de corta duración sea más minimalista, esta idiosincrasia no daña en absoluto, su calidad. A lo que hay que añadirle la buena intención de sus creaciones. «Solemos recurrir a la comedia, aunque no descartamos otros géneros. La cosa es que el público se divierta, intentar aportarle algo de cultura y hay una moraleja en cada historia que contamos pero, principalmente, buscamos que el público se divierta. Por ejemplo, “El Banquillo”, una obra que seguiremos moviendo, es una comedia sobre dos eternos suplentes, en el banquillo de un partido de futbol, que nunca juegan y que tiene el punto trágico añadido, de otra historia paralela, la de dos perdedores que quieren aspirar a algo más en la vida y hasta que los dos no se unan y toman conciencia de que son ellos los que tienen que cambiarla, sin esperar a que “los saquen”, no van a conseguirlo».

La compañía teatral, La Imprevista, aunque también trabajan con obras teatrales más extensas, tiene como buque insignia el microteatro porque consideran que con este formato «se pueden hacer muchas obras, en poco tiempo. La idea es generar semanalmente obras nuevas. Somos hasta ocho personas que, en sólo una hora, podemos representar 4 o 5 escenas, de 15 min. cada una. Son 5 historias diferentes en una noche. En un mes podemos presentar hasta 20 historias diferentes».

Debido a la inquietud que asalta a los artistas por disponer de un lugar para desempeñar su profesión, La Imprevista han decidido asegurarse una sala fija y propia, en la calle Peral de la Alameda y en torno a noviembre, nacerá en Sevilla un nuevo espacio abierto a las artes plásticas y escénicas.

«En concreto, el show de microteatro que ofreceremos la noche de estreno se llamará La Noche Imprevista, donde habrá 5 escenas cómicas independientes y variadas, que tratarán asuntos totalmente dispares, por lo que el público nunca se cansa. Aunque tratemos temas más absurdos en unas y serios o políticos en otras, siempre lo hacemos en clave de humor. Además el precio que vamos a poner es de muy low cost (ronda los dos euros) para estas representaciones de 15 min. Así que va a ser muy fácil consumir microteatro y hay que tener en cuenta que vamos a preparar un espectáculo nuevo para cada semana. Así animamos también a la gente para que acuda a estas representaciones».

Los andamios de esta compañía teatral de Sevilla lo componen Oscar Lara, Miguel Cáceres y Rubén Lara pero cuentan con colaboradores, otros actores, dramaturgos, camareros que participan en este poliédrico proyecto cultural. «Nuestro local queremos convertirlo en un espacio para otros grupos que promueven la cultura. Cabe danza, pintura, música, fotografía, obras teatrales de una mayor duración. Nuestra idea es crear un centro cultural, no exclusivo del orden teatral».

¿Tendrán una buena recepción? «En los proyectos anteriores, hemos llegado a tener a 200 personas y la edad media oscila entre un público joven (universitario, que consume muchísimo el teatro de humor, por suerte, en Sevilla) y gente de avanzada edad, que asisten a las representaciones en grandes grupos. Abarcamos un amplio abanico de edades».

¿Os habéis constituido como Asociación? «Sí. De momento somos asociación cultural y todas las creaciones las vamos moviendo desde ésta. Entre todos la vamos financiado, personas como Andrés Galán que nos ayuda con los guiones o de Sergio Hiniesta, actor de El Banquillo».

¿Cómo veis el panorama teatral en Andalucía? «El panorama de este tipo de teatro que hacemos en Andalucía es destacable. En Sevilla está el caso de El Teatro Central, que ha recibido este año el reconocimiento de la mejor programación de Andalucía, es un hecho significativo para afirmar que Sevilla consume teatro. Por otra parte, realmente, no se está quedando ninguna sala vacía, cuando se prestan para el teatro. Creemos que es bueno que todo aquél que está aportando un poco de cultura apueste también por el precio reducido para que quien no pueda acercarse a la cultura por los precios, que se quede sin excusa y que se acerque y se nutra de todo lo que se hace con el teatro».

La Cultura Sinérgica, como ven, es posible y, además, a low cost.


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